-No me deis todo lo que os pido... A veces, sólo os pido para ver hasta cuanto puedo coger .
-No me gritéis... Os respeto menos cuando lo hacéis y me enseñáis a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.
-No me deis siempre órdenes ... Si en vez de órdenes , a veces me pidierais las cosas , yo lo haría más rápido y con más gusto.
-Cumplir las promesas, buenas o malas... Si me prometéis un premio, dármelo; pero también si es un castigo.
-No me comparéis con nadie, especialmente con mi hermano o hermana... Si me hacéis sentirme mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me hacéis sentirme peor que los demás, seré yo quien sufra.
-No cambiéis de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer...Decidir y mantener esa decisión.
-Dejarme valerme por mí mismo...Si vosotros hacéis todo por mí, yo nunca podré aprender.
-No digáis mentiras delante de mí, ni me pidáis que las diga por vosotros, aunque sea para sacaros de apuro...Me hacéis sentirme mal y perder la fe en lo que me decís.
-Cuando yo hago algo malo, no me exijáis que os diga el porqué lo hice...A veces ni yo mismo lo sé.
-Cuando estéis equivocados en algo, admitirlo y crecerá la opinión que yo tengo de vosotros, y así me enseñaréis a admitir mis equivocaciones también.
-Tratarme con la misma amabilidad y cordialidad con que tratáis a vuestros amigos... Porque seamos familia no quiere decir que no podamos tratarnos como lo hacen los amigos.
-No me digáis que haga una cosa que vosotros no lo hacéis...Yo aprenderé siempre lo que vosotros hacéis , aunque no lo digáis. Pero nunca haré lo que vosotros decís que hay que hacer y vosotros no lo hacéis.
-Cuando os cuento un problema mío, no me digáis “ no tengo tiempo para bobadas”, o “ eso no tiene importancia...” Tratar de comprenderme y ayudarme.
-Y quererme. Y decírmelo...A mí me gusta oíros cómo me lo decís, aunque no creáis necesario decírmelo.
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