Las relaciones que establecen los miembros de una
familia entre sí son determinantes en la formación de la personalidad de sus
hijos. Un ambiente familiar que ofrece a sus niños un clima constructivo
propicia una vida más saludable y feliz. Por el contrario, aquellos pequeños
cuyas relaciones familiares son conflictivas y poco amorosas obtienen un modelo
de conducta negativo y con mayores carencias afectivas.
Cómo influir positivamente en los
hijos
- En primer lugar, los niños necesitan sentir que son verdaderamente amados por sus padres. Para ello, es importante demostrárselo a través de palabras de aprobación, ofrecerles seguridad y apoyo en todo momento, explicándoles que el verdadero deseo de sus padres es que sean personas felices. Cada gesto, actitud o detalle diario influye directamente en ellos y continúan moldeando su personalidad.
- En segundo
lugar, es importante ejercer una correcta autoridad. Cuando los
niños son pequeños, es conveniente emplear una función educativa
persuasiva. A medida que van creciendo, se puede optar por ejercer una educación
más participativa: esto permitirá que los niños puedan entender las
decisiones y las razones de sus padres, y puedan opinar al respecto.
- En tercer
lugar, es necesario contar con el tiempo suficiente para compartir con
ellos y con la pareja. Disfrutar del tiempo libre en familia, donde sea
posible conversar sobre las acciones, los gustos o las preocupaciones de
cada uno de sus integrantes, ayudará a fortalecer los lazos entre sí. La
calidad del tiempo es más importante que la cantidad de horas que se
puedan compartir con los niños. El tiempo de convivencia tiene que
ser productivo, haciéndoles sentir que son muy importantes para sus padres
y que siempre están dispuestos a prestar atención a sus inquietudes.
- En cuarto
lugar, es importante observar la calidad del trato que se les ofrece.
Es necesario que el contenido del diálogo sea constructivo acompañado de
expresiones de amabilidad. Muchas veces, los niños reciben más críticas
que halagos y terminan aprendiendo a observar lo negativo de cada
situación. Para reforzar la autoestima de los hijos es necesario conversar
sobre los valores positivos de cada integrante de la familia y sus
buenas acciones.
Los niños siempre están atentos a las palabras que
emplean sus mayores y tienden a copiar actitudes y conductas. Un niño
que usa palabras crueles para referirse a un compañero es probable que haya
escuchado a un adulto opinar de una manera similar. Observar las propias
reacciones y opiniones diarias es una buena forma de mejorar la influencia
hacia ellos, corregir los errores y potenciar aquellas opiniones cargadas de
amor y bondad.
Equipo Superpadres.com
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