Los fracasos y las
frustraciones son algo normal en la vida de las personas. Es fundamental
que durante su desarrollo los niños aprendan
a superar estos aspectos de manera constructiva. Como educadores (tanto padres como profesores) debemos
enseñar a los niños y niñas a enfrentarse a aquellas situaciones en las que se
han equivocado y a aquellas en las que no se consigue lo que uno quiere.
A veces, tratamos de evitarles el dolor y las frustraciones,
pretendemos hacerles felices dándoles lo que desean, evitándoles las cosas
malas, pero estamos equivocados. “Una persona feliz no es aquella que no se
equivoca nunca o aquella que siempre consigue todo lo que quiere”. Todas
las personas cometen errores y a todas las personas les cuesta conseguir lo que
quieren. Es parte de la condición humana. “Una persona feliz es aquella que sabe
afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma
constructiva”
Si evitamos a nuestros niños y niñas las frustraciones,
llegará un día irremediablemente en el que tendrán que enfrentarse a ésto y no
podrán hacerlo porque no tendrán los recursos emocionales para ello.
Debemos ver la frustración y los errores como parte de la
vida, y por lo tanto, es nuestra responsabilidad hacer que los más pequeños
estén preparados para ello. Enseñarles a aprender de sus errores, a afrontar
los fracasos y superar la frustración, a conseguir sus metas y a esforzarse
para ello.
ALGUNAS PAUTAS QUE
NOS AYUDARÁN A ELLO SON:
-Cambia la manera de ver los fracasos. Haz que no vean los fracasos como
algo negativo, no consiste en el todo o nada, sino en aprender de lo que hemos
hecho y cómo lo hemos hecho. Cuando algo les salga mal debemos hacer que no lo
vean como algo negativo, con cosas que pasan, y que lo importante es darse
cuenta de dónde nos hemos equivocado para que no vuelva a ocurrir.
Un ejemplo sería: Lucía está
aprendiendo a escribir y se equivoca cuando tiene que escribir la sílaba /pel/,
en lugar de eso pone /ple/. Se pone a llorar y comienza a decir “no sé
hacerlo”, “no puedo”. En lugar de alterarnos, debemos decirle frases de apoyo” no
pasa nada, estás aprendiendo y todos nos equivocamos cuando aprendemos”, “vamos
a ver en que te has equivocado, ya verás como si o piensas te das cuenta”, “la
próxima vez ya no te equivocarás”, etc. Convierte así la frustración en
aprendizaje. Que el niño lo conciba como una oportunidad para aprender y ser
creativo.
-Haz que haga las cosas por sí mismo. No le des todo hecho, haz que piense, aunque al
principio no sepa hacer ciertas cosas. Déjale que lo haga él sólo, que piense,
que lo intente y que tenga la oportunidad de equivocarse y de enfrentarse al
fracaso. De esta forma se aprende que podemos equivocarnos, pero que si nos
equivocarnos podemos también solucionarlo. Con esto también fomentamos su
iniciativa personal, su autonomía y evitamos que tenga miedo a hacer las cosas
por sí mismo. Natalia está jugando con sus hermanos mayores a un juego y no
quiere jugar sola, quiere que alguien vaya con ella, porque dice que no sabe.
Debemos animarla a que juegue sola, podemos ayudarla dándole pautas, haciendo
de guía pero dejándola sola. “Evita la
sobreprotección y el exceso de permisividad”
-Enséñale que en toda situación de fracaso puede haber algo positivo. Esto puede parecer complicado ,
pero es fundamental. Ante todo fracaso hay siempre algo positivo que es la
capacidad de aprender de ello, la posibilidad de crecer como persona . También
Marcos está haciendo sus deberes y se ha equivocado. Hizo sus ejercicios con
bolígrafo y no puede borrarlo, por ello, tiene que arrancar la hoja y repetirla
entera. Con rabia tira el cuaderno al suelo y dice que tiene que volver a
repetirlo que le salen las cosas mal y que está harto. Con paciencia le diremos
que no se preocupe, que a todos nos ha pasado alguna vez, que lo bueno es que
podrá hacer todo en limpio y le quedará mucho mejor presentado ( eso es algo
positivo), “luego te sentirás orgullosos de tu trabajo” cuando lo repita
debemos decírselo “mira que bien ha quedado ahora”, “esto está fenomenal,
Marcos”.
-No fuerces la rabia como respuesta a la frustración. Cuando el
niño o niña siente frustración suele responder con rabia. Si cedemos a sus
rabietas, le enseñamos que es una forma fácil de superar esa situación y
conseguir lo que quiere Alberto. Quiere un juguete nuevo que ha visto en la
tienda, lo pide a sus papás y éstos le dicen que no pueden comprárselo que
espere a su cumpleaños y se lo regalarán. Alberto responde con una rabieta, se
pone a llorar y a patalear. No debes comprarle el juguete. Es un error pensar que el niño para que sea feliz necesita todo lo que
quiere. Debemos no hacer caso a su rabieta.
-Haz de ejemplo para los niños y niñas. Los más
pequeños aprenden e imitan lo que ven. Somos un modelo de conducta para ellos,
nuestro modo de actuar es el que les guía para enfrentarse a situaciones de la
vida. Ante situaciones que puedan provocar frustración o fracasos, debemos
mantener una actitud positiva y
esforzarnos por superar las dificultades.
-Educa en el esfuerzo pero marcando
objetivos razonables. Los niños y niñas han de aprender que para conseguir
ciertas cosas es necesario esforzarse. De esta manera verán que el esfuerzo es
una manera de solucionar sus fracasos. Es bueno hacer que el niño o niña se
esfuerce, pero su nivel de exigencia a de ser razonable, si le ponemos un nivel
demasiado alto no lo conseguirá y conseguiremos lo contrario, pensará que
esforzarse no sirve para nada.
Mario está aprendiendo a nadar, el primer día que
intenta hacerlo sin flotador se asusta y ya no quiere volver a intentarlo.
Debemos animarle, decirle que poco a poco lo conseguirá y marcarle metas. En
primer lugar, podemos ponernos cerca de él a una distancia corta y animarle a
que nade esa distancia, poco a poco iremos aumentando la distancia. Si
pretendemos que en el primer intento haga una distancia larga no lo conseguirá
y pensará que su esfuerzo no sirve para nada. Con esto le enseñamos también a ser perseverante.
El esfuerzo es importante, pero hay
que esforzarse poco a poco y no abandonar ante el primer fracaso o dificultad.
-Razona con él sobre sus errores y fracasos. Que entienda lo que ha pasado, que
ha salido mal. Si lo entiende se sentirá tranquilo y ganará confianza porque
sabrá lo que tiene que hacer la próxima vez.
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